Provocada por otro parásito, en este caso Dirofilaria inmitis, un tipo de gusano redondo que se aloja en estado adulto en el corazón y arterias pulmonares del perro. Un mosquito (diferente al flebotomo) actúa también como vector y transmite las larvas de un perro a otro. Las larvas, denominadas microfilarias, viajan por el torrente sanguíneo hasta alojarse en grandes arterias y en el corazón, donde maduran a su estado adulto, llegando a los 30 cm de longitud. Evidentemente el daño que pueden provocar es muy grave para nuestro perro, por lo que la prevención una vez más es nuestra mejor aliada. En este caso en vez de pipetas, podemos encontrar varios tipos de comprimidos, que generalmente se toman una vez al mes, durante los meses de verano o durante todo el año si estamos en una zona donde el calor y la humedad prevalece también durante los meses invernales.
Un animal afectado por estos temidos gusanos va a presentar obstrucciones en las venas y arterias principales, con el peligro que esto conlleva. En un estadío relativamente avanzado de la enfermedad va a presentar cansancio, delgadez , inapetencia, hemorragias nasales, tos y síncopes cardíacos. Si no actuamos a la mayor brevedad posible la vida de nuestro animal corre grave peligro. Será nuestro veterinario el que, a través de una serie de análisis evaluará el estado de nuestro amigo y el tratamiento a seguir, eliminando primero las pequeñas microfilarias en sangre para más tarde atacar a las adultas.