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Toxoplasmosis y Embarazo(rompiendo mitos)

por adminweb

Toxoplasmosis, gatos, mitos y verdades
Cada año, muchos gatos son abandonados cuando una persona de su entorno

queda embarazada, por miedo al riesgo de contraer toxoplasmosis. No obstante,
esta enfermedad es poco común y tomando ciertas precauciones, no hay
razón alguna para desprenderse de un gato.

¿Qué es la toxoplasmosis?
La toxoplasmosis es una enfermedad clínica causada por una infección
extrema de toxoplasma gondii, un parásito capaz de infectar a todos los
animales de sangre caliente, incluyendo los humanos. No obstante, está
asociado con los gatos porque el parásito solamente utiliza el intestino
de felino (gatos salvajes o domésticos) para multiplicarse y poner huevos.
Aunque las infecciones de toxoplasma son relativamente comunes, rara vez se
desarrollan en la enfermedad toxoplasmosis.

La infección por toxoplasma
Los gatos suelen infectarse de parásitos toxoplasma al entrar en contacto
con otro animal infectado o al comer carne cruda (pájaros o ratones).
Al ingerir el parásito, el ciclo de infección intestinal del gato
comienza. El parásito se multiplica en las paredes de los intestinos
de los gatos hasta producir huevos, que los felinos finalmente echan de sus
cuerpos en grandes cantidades en las heces, a lo largo de dos o tres semanas.
Son estas heces las que pueden resultar tan infecciosas para otros animales
y humanos: al cabo de cinco días, los parásitos nacen dentro de
los heces y pueden llegar a suponer un peligro para ellos. El parásito
sabe resistir cambios climáticos y puede sobrevivir en la tierra o arena
durante varios meses.
Lo normal es que los animales o humanos infectados por toxoplasma no den señales
de estar infectados. Finalmente, el sistema inmunológico del animal o
humano parará la infección por completo, y en este momento, el
parásito entra en una etapa latente o de «descanso», formando
quistes en los músculos del ser afectado. Lo más probable es que
estos quistes sigan inactivos durante toda la vida de la persona afectada.
La transmisión de la infección de forma congenita (de madre a feto) ocurre en los ovejas, las cabras y los humanos, pero es muy poco común en los gatos.

La toxoplasmosis en los gatos
La infección por toxoplasma rara vez llega a desarrollarse en la enfermedad
toxoplasmosis. No obstante, los gatos son más vulnerables cuando son
cachorros o gatos adultos muy jóvenes, o cuando ya tienen otra enfermedad
clínica como son la leucemia o la inmunodeficiencia felinas.
Contrario a la infección por toxoplasma, la enfermedad toxoplasmosis
sí se hace evidente, y los primeros síntomas pueden ser el cansancio,
la depresión, una falta de apetito y fiebre. La neumonía o dificultades
respiratorias son ya las señales definitivas, junto con hepatitis, vómitos,
diarrea y la ictericia. También se pueden notar inflamación del
páncreas y la inflamación linfática. En algunos casos,
la toxoplasmosis afecta a los ojos del animal o al sistema nervioso, dando lugar
a inflamación de la retina, dilatación anormal de los pupilos,
ceguera, falta de coordinación, sensibilidad al toque, cambios de personalidad,
irritación de las orejas, dificultades a la hora de masticar o tragar
comida, ataques o falta de control a la hora de orinar o defecar.
Si sospechas que tu animal puede tener toxoplasmosis, por su historial o por
los síntomas que tiene, lo mejor es acudir al veterinario, para que haga
las pruebas de laboratorio oportunas. Aunque no existe una vacuna contra la
infección por toxoplasma o la enfermedad toxoplasmosis hoy por hoy, sí
existen tratamientos.

Toxoplasma y la salud humana
La incidencia de toxoplasmosis en humanos no ha cambiado en los últimos
años y sigue siendo una enfermedad poco frecuente. No obstante, se estima
que entre 30 y 50% de la población humana ha sido infectada por toxoplasma
y alberga quistes inactivos del parásito en su cuerpo.

La forma enquistada del parásito solamente suele dar lugar al desarrollo
de la enfermedad toxoplasmosis en personas que ya tienen problemas inmunológicos.
La causa más frecuentes de infección por toxoplasma en los humanos
es la ingesta de verduras mal lavadas, embutidos y carne mal cocida (especialmente de cordero
y cerdo).

La infección congénita es la preocupación más grande
en los humanos. Entre una tercera parte y una mitad de los bebés de madres
infectados por toxoplasma en el embarazo nacen infectados. En términos
generales, la infección del feto por toxoplasma es menos común
cuando la infección maternal ocurra en los primeros tres meses del embarazo,
aunque si se da la infección es más grave. La infección
del feto es más probable cuando la infección maternal ocurra en
los últimos tres meses de embarazo, pero entonces la infección
del feto es menos grave y muchas veces no genera síntomas. La gran mayoría
de las madres infectadas durante el embarazo no muestra síntoma alguna
de la infección.

Prevención
Una mujer embarazada o una mujer que quiere quedar embarazada puede minimizar
su riesgo de infección por toxoplasma siguiendo las siguientes recomendaciones.
En cuanto al gato, basta con que otra persona se encargue de limpiar su cajón
de arena, lo haga con guantes o se lave correctamente las manos. Tan sencillo
como eso. No hay razón alguna para deshacerse de él.
Recuerde que normalmente el hombre se contagia de este parásito al ingerir carne mal cocida, embutidos o verdura mal lavada, muy rara vez por un gato.

Si usted busca deshacerse de su mascota busque un pretexto más valedero.
Y si por el contrario, quiere adoptar un gato, adelante no hay impedimento alguno!!!